miércoles, 24 de octubre de 2012

QUINTONIL

Viernes 2:30 p.m. y el estrés que normalmente invade todo mi boteresco cuerpo cuando no tengo plan para comer, comenzaba.  Afortunadamente ya hace algún tiempo teníamos ganas de visitar el Quintonil y mi idea de lanzarnos le pareció bien a Sánchez e incluso logramos que se unieran Rocky y la Wera.


Como trabajo por el rumbo y ya había pasado por ahí un par de veces, no tuve problema en encontrar el lugar.  Cuestión que si vas en coche y es tu primera vez se puede complicar.  El tamaño de la entrada da la sensación que el restaurante va a ser demasiado pequeño, sin embargo una vez que entras, te das cuenta que tiene un tamaño más que adecuado.  Ya adentro, me pareció que el piso y las mesas de madera hacen muy buen contraste con el color de las paredes y que todo el restaurante está muy arregladito.  Como todavía no era muy tarde, pudimos escoger terraza.  Que en realidad no es más que un patio bien ambientado con las paredes pintadas de blanco y unas mesas muy padres de lo que yo creo era mármol.

Una vez instalados y platicar de qué teníamos ganas cada uno, decidimos pedir la "comida corrida" que es su versión de menú degustación.  Claro que antes tuvimos que convencer al mesero que queríamos que nos cambiara la ensalada de quelites por el arroz con huevo.  Con esos platillos, muy en la onda del Pujol, cualquiera pensaría que estábamos comiendo en la cocina económica de la Condesa donde comía con el Invete cuando era pasante...

Como otras veces, sólo voy a hablar de lo que me acuerdo que nos dieron.  Después de todo, si no me acuerdo, creo que no vale la pena contárselos.  Lo primero que nos dieron fue el arroz verde con huevo.  Sin duda fue un súper acierto pedirlo en lugar de la ensalada.  El huevo venía escalfado -o pochado como le dicen algunos- perfectamente y al romper la yema se suavizaba el leve "picor" de la salsa de chile poblano del arroz.  No lo dejen de pedir.  Como segundo plato nos dieron una sopa de maíz y frijol.  No sé si la vara quedó demasiado alta con el primer tiempo o de plano no traía nada.  Luego le entramos a la lengua de res wagyu en mole negro oaxaqueño.  Sinceramente no creo que haya mucha diferencia con la lengua de cualquier vaquita contenta.  Lo que sí sé es que el mole era de primer nivel.  Por supuesto dejé casi limpio el plato con la ayuda de una canasta completa de pan.  De postre nos dieron higos cristalizados con helado de queso cotija y gelatina de miel.  La idea del helado se me hizo muy cotorra y con los higos el sabor dulce/salado quedaba muy bien. Me recordaron un poco a los que sirven con queso de cabra en el Odeón.

Definitivamente este es un muy buen lugar para llevar al amigo que quieres impresionar sin tener que ir a los restaurantes que, además de mucho más caros, ya están muy vistos y aunque no los conozca va a decir que ya fue.  Además, los meseros están muy bien entrenados y son ceros payasos.  Me orientaron muy bien a la hora de pedir algo de tomar sin que fuera lo más caro.

Dato curioso:  Sólo manejan marcas de cerveza artesanal.  Yo me eché una Tempus obscura muy buena.

Mejor forma de llegar:  Tienen valet parking, pero si estás en la zona, caminar o ecobici son las mejores opciones.

Costo:  Por la comida, 2 cervezas, una botella de vino entre los cuatros y la propina, pagamos $1,000 cada uno.



Higos Cristalizados
Quintonil
Newton 55
Colonia Polanco
D.F.
5280 26 80 / / 5280 16 60 / / 5280 02 54

Website:  http://www.quintonil.com/
Twitter:  @rest_quintonil
Facebook:  http://www.facebook.com/pages/QUINTONIL/179230338826928

martes, 9 de octubre de 2012

CASA TIXTLA

Hace un par de días, y luego de haber sido objeto de diversos engaños y plantones por parte de Brat, finalmente se armó el plan para ir a comer el ya muy platicado, recomendado y esperado pozole verde guerrerense de Casa Tixtla.

Casualmente, la zona por la que está el restaurante es la misma del Chamula's Bar, que como ustedes recordarán se especializa en comida chiapaneca.  Así, todo pareciera indicar que Bolívar y las callecitas perpendiculares a ésta son un paraíso de delicadeces culinarias.  El lugar es el típico merendero, cenaduría o restaurante de comida corrida al que todos alguna vez hemos entrado, con sillas tubulares y mesas imitación madera.  Lo que uno no puede dejar de ver son las claras referencias a Guerrero en la pared.  Por donde yo estaba hay un mapa gigantesco del Estado y una máscara de jaguar que seguro han visto en algún museo.

A la hora de pedir, nos fuimos directamente por el pozole verde, que según entiendo toma este color por la pasta de pepita de calabaza o pipián que le echan en la preparación.  Este punto es muy importante, ya que si como yo, quieres la experiencia completa hay que pedirlo con carne de cerdo surtida, es decir cabeza, cuerito y maciza. ¡Al diablo el colesterol, los triglicéridos y los comerciales del IMSS sobre obesidad!  Brat, como todo un conocedor de la tradición pozolera de su estado, también pidió queso, chicharrón y aguacate.  Unos minutos más tarde el mesero hizo su aparición con los platos.  Tomen en cuenta que están muy bien servidos y vienen en 3 tamaños.  Yo pedí el mediano.  Antes de empezar a comer hubo que ponerle, mucho chile de árbol, orégano, queso y chicharrón desmenuzado.  La primer cucharada supo a gloria.  Todos los sabores quedaban perfecto.  El sabor "nuezoso" del caldo, el ácido del queso, lo dulzón del aguacate, el picante del chile de árbol... Simplemente muy bueno.  Lo que sí es que es bastante pesado, por lo que no lo recomendaría para comer un martes si no quieres desfallecer sobre tu teclado.

Los meseros, tal como es normal en este tipo de restaurantes, muy amables y veloces, por lo que nunca tienes que esperar demasiado después de pedir algo.  Me parece que este lugar es el plan perfecto para un domingo en el que sólo quieras regresar a tu casa después de comer y dormir tooooooooooodo el día.

Dato curioso:  Si te empiezan a ganar las cervecitas y de repente te pones muy festivo, hay un señor que canta y que por la módica cantidad de $20 te presta el micrófono para que hagas el ridículo agusto.  Si no te sabes la letra completa, no te preocupes, el apuntador viene incluido en la tarifa.

Mejor forma de llegar:  Si no eres muy habilidoso en el tema del transporte público, mejor toma coche.  Hay valet parking y lo guardan en en un estacionamiento que esta justo enfrente.  Ahora, si eres más aventurado, el metro Lázaro Cárdenas está a solo unos metros.

Costo:  Por la comida, 2 cervezas, 2 cubas y la propina, pagamos $231 cada uno.  No aceptan AMEX.


Pozole Verde
Casa Tixtla
Juan Hernández 36
Colonia Algarin
D.F.
5538 81 20